medida, e increiblemente cuidada por sus animales,
por sus plantas, por el agua.
condiciones eternas,que se renuevan día a día
Sus cocinas infinitamente pequeñas,
grandiosamente extensas,
sin tamaño,
sin forma, sin limites,
pero construidas con demasiado trabajo,
trabajo de años, sudor de años,
en la que no existen las mascotas
tampoco los animales, mas si el gallo y sus gallinas,
el buey, el caballo y los cabritos.
los huertos,
con sus porotos que tienen dentro otros porotos y abriendo esos porotos viene más porotos,
sus tomates espezamente rojos, que con los huevos de aquellas gallinas, hacen parecer el día como aquel momento posterior a la lluvia.
y que hacen en conjunto con el pan amasado inventado cada mañana por las olvidadas señoras que nos cuidaron aquella semana una experiencia que sin duda se parece en extremo al momento en que probé por única vez la palabra amor y que de no ser por aquellas caminatas en el vacio de la noche, en la que el vino nos navegaba tras larga espera, mi colesterol hubiese tocado nubes. Me enamoro de este lugar, cada vez que lo recuerdo, quiero volver a maravillarme de las cosas que he olvidado, y de las que jamás olvidaré.
UNA DE LAS CASAS OBSERVADAS
EL LOCAL DE VEGA ANCOA,
El dormir, el descanzar, el reposo en su escencia.
Sin noticias de estos hermosos lares, despues del terremoto he quedado con una angustia tan grande como las extensiones de la vida esforzada de estos vegancoinos.
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